Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del Señor, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscado tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en el Señor, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra. (Isaías 58:13-14)
Es posible buscar a Dios sin glorificarlo. Si queremos que nuestra búsqueda honre a Dios, debemos buscarlo por el gozo de la comunión con él.
Tomemos a modo de ejemplo el día de reposo. El Señor reprende a su pueblo por buscar su propio placer en el día santo del Señor. ¿Qué quiere decir esta reprensión? Quiere decir que su pueblo se deleitaba en sus propios asuntos y no en la belleza de su Dios.
Él no reprende el hedonismo, sino lo pobre de su hedonismo. Se conformaron con los intereses seculares y por eso los honraron más que a Dios.
Notemos que llamar al día de reposo «delicia» equivale a llamar al día santo del Señor «honorable». Simplemente, esto significa que honramos a aquello que es nuestra delicia, o dicho de otro modo, que glorificamos a aquello en lo que nos deleitamos.
El deleite en Dios y la glorificación de Dios son una misma cosa. Su propósito eterno y nuestro placer eterno van de la mano.
Devocional tomado del libro “Deseando a Dios», páginas 306–307